Los datos del horror*

Gustavo Fondevila

El día de mañana (martes 28 de junio) Amnistía Internacional va a presentar su informe titulado «Sobrevivir a la muerte. Tortura de mujeres por policías y fuerzas armadas en México» donde aparecen datos concretos de torturas, violaciones, malos tratos y todo el catálogo del horror que sufren las mujeres detenidas por las fuerzas públicas en el país en el marco de la guerra al narcotráfico.


Los números y casos presentados recuerdan con dolor las peores prácticas de las dictaduras de los 70 en Sudamérica: palizas, asfixia, tocamientos, vejaciones y humillaciones. Sin contar con las violaciones (33%) y la violencia sexual (72%) que son prácticamente el protocolo clásico incluido en la detención de una mujer. A diferencia de los hombres, ellas se convierten en detenidas y al mismo tiempo, en botín de guerra. Meros cuerpos sin identidad donde descargar frustraciones, odios, complejos y formas muy perversas de ejercer la sexualidad.

EN LA CIUDAD DE MÉXICO TAMBIÉN

De ningún modo, vaya a pensar que esto ocurre en lugares lejanos de Sinaloa o Tamaulipas, en zonas rurales donde la noche cubre todos los pecados. Por el contrario, la Ciudad de México y el Edomex son las entidades con mayor cantidad de detenciones de este tipo en todo el país. Esto pasa bajo las narices de todo el mundo en las calles del moderno y cosmopolita Distrito Federal.

En este aquelarre, el 10 por ciento de las mujeres violadas estaban embarazadas en el momento de la violación y el 8 por ciento abortó por culpa de la violencia sufrida. Todo esto bajo la anuencia de médicos legistas y forenses que certificaron puntualmente que las heridas, la sangre y las llagas no eran otra cosa que inventos de las víctimas y que la fiesta podía seguir en paz.

Gracias a esa complicidad y al silencio mafioso de los jefes no hubo consecuencias: hasta el día de hoy, prácticamente no hay investigaciones, ni detenidos, ni controles a las detenciones. Esa gran amenaza eran mujeres jóvenes pobres: la mayoría ganaba entre mil y 5 mil pesos al mes y la edad media era de 27 años en el momento de la detención (35 por ciento madres solteras). Lejos, muy lejos de las feroces «enemigas del Estado» como las describió la propaganda de la «guerra al narcotráfico».

El trabajo de Amnistía Internacional revela el lado oscuro de las intervenciones militares y federales, los costos ocultos de estas decisiones de seguridad que afectan a los invisibles de la sociedad. Muestra que la vulnerabilidad de las mujeres en México se agudiza cuando interviene la autoridad que las viola tumultuariamente en galpones vacíos sin ningún pudor ni vergüenza.

Ni siquiera se trata de tortura para obtener confesiones sino simplemente de abusos, castigo puro y duro contra quien no se puede defender. En términos de género, la cruzada moral contra el narco se reduce a esto: violar entre todos y en medio de insultos a una mujer indefensa. Triste papel para los herederos de la guerra de la independencia y de la Revolución Mexicana.

Pero lo más inquietante del trabajo de Amnistía Internacional es que presenta este «universo paralelo» de injusticia, violencia y terror como lo que es: cercano, íntimo, familiar, en la esquina de nuestra propia casa (en la propia ciudad de México). Por eso da miedo y asusta. Y el mejor trato que se le puede dar a esta información es difundirla porque «el terror se basa en la incomunicación» (Walsh, 1977). Hay que romper la oscuridad para poder sentir la satisfacción moral de un pequeñísimo acto de justicia con las víctimas: contar su historia para que no se repita.

enflagrancia@reforma.com

Salvajismo con placa

Lugares de detención de mujeres en los que se registró tortura.

ESTADO CASOS
Puebla, Oaxaca, Nayarit Morelos, Michoacán, Baja California, Aguascalientes 1
Jalisco, Campeche 2
Veracruz, Guerrero, Nuevo León 3
Zacatecas 4
Tabasco 5
Tamaulipas, Coahuila 10
San Luis Potosí 11
Edomex 15
CDMX 19

Fuente: Amnistía Internacional

 

Publicado en reforma.com [junio 27, 2016]