Los mitos de la prisión preventiva en México. Segunda Edición

De Guillermo Zepeda Lecuona, OSJI, México, 2010

«Ante la presión social, el sistema penal mexicano no está buscando quién lo hizo, sino quién la pague», concluye Guillermo Zepeda Lecuona, Premio Nacional de Derechos y Economía.

Tras precisar los costos sociales que produce en México el que la «prisión preventiva» sea aplicada arbitraria y sistemáticamente, el autor lamenta la indiferencia social frente a este «genocidio carcelario» ─como lo denomina citando a Elías Carranza─, no obstante la abundante y «dolorosa evidencia» respecto del alto peso que representa para los imputados y sus familias, la comunidad y el Estado, a la vez que su nula eficacia para contener la inseguridad y proveer justicia.

Lo más útil para los operadores del sistema de justicia penal, los estudiosos, las organizaciones civiles y los periodistas es que en esta obra son derribados los mitos con los cuales el viejo sistema penal ha justificado el uso arbitrario de la prisión previa al juicio. Se recogen «cuatro de los argumentos más utilizados por las autoridades para mantener a la prisión preventiva como pilar de la política criminal», los cuales opta por denominar «mitos» en virtud de que «la evidencia empírica y el análisis que ha realizado el Proyecto Presunción de Inocencia en México… demuestran que estos argumentos no tienen fundamento».

Tales mitos esgrimidos por los gobiernos en México son que la prisión preventiva i) reduce la incidencia delictiva; ii) disminuye la inseguridad ciudadana; iii) se usa contra sujetos «peligrosos», y iv) garantiza la reparación del daño.

Resulta, advierte el autor, que «las autoridades hacen de la pena anticipada de prisión preventiva un bálsamo para que los denunciantes y la sociedad en general sientan que se está haciendo justicia. Esta modalidad de la prisión preventiva como espectáculo social busca esconder tras una cortina de humo el problema real: la incapacidad de repuesta de las instituciones, la abrumadora realidad de que 98.8% de los delitos que se cometen en México no son castigados. A falta de justicia se ofrece castigo».